Tras un par
de meses sin subir una crítica -más por falta de tiempo que otra cosa- me
centro en una película que ha funcionado bien en taquilla y ha resultado una
delicia para los seguidores del género de aventuras o animación, de Spielberg y
del cómic en el que se basa. Vamos con Las aventuras de Tintin: El secreto del
Unicornio.
Para ser
honesta, nunca he leído los tebeos de Tintin, pues nunca me llamaron la
atención y los dibujos me parecían feos. Es más, me atrevería a decir que si no
fuese “el Rey Midas” quién dirige la cinta, no habría despertado mi curiosidad
y no la hubiese visto.
Tintin roza
la perfección en cuanto a técnica, porque en ocasiones la sorprendente y
logradísima animación parece real. Esto unido a la acertada y enérgica dirección de un Spielberg en estado de gracia van a suponer los puntos fuertes
de un film que nos recuerda a Indiana Jones. Y eso es de agradecer,
porque si algo bueno tuvieron (en lo referente al cine) los años 80, fue la
trilogía maestra de Indiana Jones, cuyo espíritu aventurero no lo hemos vuelto
a ver a un nivel tan elevado. Claro que vamos a obviar la cuarta entrega, pues
es curioso que Tintin tenga más de Indy que El reino de la calavera de
Cristal.
Centrándonos
más en la animación, tito Steven aprovecha un mundo totalmente digital para
crear complejas y espectaculares secuencias de acción que, por primera vez
desde el Avatar de Cameron, justifican el 3D. Pero por muy buena que sea, todavía
le queda una asignatura pendiente. Los personajes no llegan a transmitir y siguen varios pasos por detrás de la expresividad de Pixar o de la última sorpresa digital: El origen
del Planeta de los Simios.
Es una lástima
que la historia naufrague cual navío abordado y encañonado, porque aunque las
dosis de aventura permanezcan, la intriga se va desgastando, no hay
absolutamente nada de dramatismo, la continuidad muestra cierta torpeza y nos deja con el regusto de que la segunda mitad es solo un puente para una segunda entrega (que dirigirá Peter Jackson).
Así que no nos
engañemos, aunque nos recuerde a la saga del arqueólogo más famoso del cine, no
está a la altura. Y ahí la culpa es del protagonista. Tintin no es un personaje
carismático. Básicamente es un sosainas de cuidado con el que cuesta simpatizar.
Claro que esto tenía que ser así, porque la verdad es que el Tintin de Hergé era
- lo afirman los lectores del comic- tal y como se muestra en el film:
blanco, que encarna valores tan
positivos como la integridad o la valentía, pero que no tiene ningún matiz que
le haga interesante.
Por tanto,
no le voy a dar demasiada importancia al protagonista ya que es fiel al
original y tampoco hay que desvirtuar un personaje solo porque le venga mejor a
la película o al director. Sin embargo con el antagonista pasa algo parecido. Rackham no llega a ser un
malo de película, ni imponente, ni interesante. De hecho, es difícil creérselo
y acaba convirtiéndose en una anodina caricatura.
Pero para
bien del film, aparece una figura rica en matices que sí despertará el interés
y la simpatía del público: el capitán Haddock. Va a ser él quien protagonice
los momentos más divertidos y quien opaque al verdadero protagonista. No hay
que olvidar que parte del éxito de Haddock reside en la estupenda actuación de
Andy Serkins.
Si hay algo
que no me esperaba era que la banda sonora me pasara tan desapercibida. Me considero
una ferviente admiradora de John Williams, pero hasta el final no reparé en la
música y resulta uno de los peores trabajos de Williams, cosa que no entiendo
porque en el primer tráiler prometía bastante. Esperemos que sus composiciones
en la próxima colaboración con Spielberg (War Horse) no nos defrauden.
En resumen,
Las aventuras de Tintin: El secreto del unicornio es la mejor película de
animación del año junto con Rango, divertida y con buenas dosis de humor. Las
secuencias de acción son trepidantes y rebosan complejidad. La disfrutaran
mayores y pequeños, en especial los seguidores del tebeo y los incondicionales
del género de aventuras y animación. Y aunque tenga fallos que decepcionen a muchos,
es entretenimiento de buena calidad. No creo que sea la gran apuesta de Spielberg
para los Oscars, está claro que War Horse será su mejor baza.
Nota: 7-
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