Más vale tarde que nunca, así que vamos con
la ganadora de cinco Oscars técnicos y la única aspirante que le hacía sombra a
The Artist en la carrera por el liderazgo. Curiosamente una francesa que se
sumerge en la elegancia del cine mudo de Hollywood y una americana que
homenajea los orígenes del séptimo arte en Francia. No cabe duda de que el
éxito de ambas tiene mucho que ver con el tributo que rinden al cine.
Algunos
pensaban que La invención de Hugo sería algo así como el Oliver Twist de Polanski
pero en nuestro querido Martin Scorsese. Eran muchos los que dudaban de esta
incursión del director de Taxi Driver y Godfellas en el cine familiar y
fantástico, pero resulta que Hugo no es una superproducción para niños, y en
ella hay mucho más de Scorsese de lo que nos podíamos imaginar en un primer
momento. Porque Hugo es una hermosa y emocionante declaración de amor al cine; de hecho, se podría decir que es una historia de amor al cine disfrazada de
historia infantil.
Hugo Cabret
es un niño huérfano que vive escondido en una estación y se ocupa de arreglar
relojes. Se verá envuelto en una misteriosa aventura cuando intente reparar un
robot estropeado. Un día conoce a una chica que tiene la llave que podría
resolver el misterio del autómata...
Resulta
extraño ver a Scorsese al frente de un film con estas características. Sin
embargo, la película se divide
claramente en dos partes: una de ellas es simplemente una historia aceptable de
género familiar, en la que vemos a dos niños (unos correctos Asa Butterfield de
mirada hipnotizante y Chloe Moretz) y luego está lo que hace verdaderamente
grande a la película, la historia de George Méliés.
Porque
honestamente, esta obra de Scorsese funciona mucho mejor como homenaje que como
película. Es esa la única parte que emociona, ver el tributo a un maestro de
parte de uno de los mejores discípulos que se puedan tener. Con elegancia y
respeto, Scorsese realiza una segunda parte que poco tiene que envidiar a las
obras maestras de Martin. Sin embargo, la parte del misterioso robot flojea mucho
y está llena de casualidades demasiado forzadas. Tampoco ayudan sus
protagonistas, que aunque no trabajan mal, no captan la simpatía o el cariño
del público.
En cuanto a
los actores secundarios, parece que están desaprovechados, en especial
Christopher Lee (en VE tiene la voz de Dumbledore), que aparentaba ser un
personaje interesante y no vemos casi nada de él. Los demás –Sacha Baron Cohen,
Jude Law, Helen McCrory- cumplen aunque tampoco destacan, a excepción de Ben
Kingsley, que ya era hora de que consiguiera un papel decente (los dos últimos
fueron Shutter Island y El caso Slevin).
En lo
referente a los aspectos técnicos, es de
destacar la colosal dirección artística que nos mete de lleno en el Paris de
principios de siglo, aunque veamos casi exclusivamente una estación de tren. A
ello ayudan bastante el vestuario, una fotografía que roza la perfección y que
va acompañada de unos brillantes efectos especiales. Sin olvidarnos, claro
está, de un excelente montaje al cargo de una de las colaboradoras habituales de
Scorsese: Thelma Schoonmaker; que sabe encajar con gran elegancia el misterio,
la magia, los sueños de Hugo, las imágenes oníricas, las referencias cinéfilas
y los flashbacks. Howard Shore es el encargado de llevar la fantasía a nuestros
oídos y hacer un exquisito acompañamiento con una banda sonora excepcional.
Esto es la historia
de Hugo Cabret, pero por encima de todo, el recuerdo de un cineasta
revolucionario en su época, precursor del cine fantástico y los efectos
especiales. El hombre que nos mostró como un cohete impactaba sobre el ojo de
una cara no oculta –y humana- de la Luna: George Méliés. Una historia que vista
con nuestros ojos parece estúpida y los efectos nos dejan una sonrisa
entrañable, pero que nos demuestra que las cosas tampoco han cambiado tanto,
pues el poder de fascinación que albergaban las películas de Méliés hace más de
100 años es el mismo que tienen las películas fantásticas de hoy; si bien,
parece que actualmente no lo apreciamos tanto.
Nota: 7+
No hay comentarios:
Publicar un comentario