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viernes, 13 de abril de 2012

Hugo: La declaración de amor de Scorsese


La invención de Hugo cartel

Más vale tarde que nunca, así que vamos con la ganadora de cinco Oscars técnicos y la única aspirante que le hacía sombra a The Artist en la carrera por el liderazgo. Curiosamente una francesa que se sumerge en la elegancia del cine mudo de Hollywood y una americana que homenajea los orígenes del séptimo arte en Francia. No cabe duda de que el éxito de ambas tiene mucho que ver con el tributo que rinden al cine.

Algunos pensaban que La invención de Hugo sería algo así como el Oliver Twist de Polanski pero en nuestro querido Martin Scorsese. Eran muchos los que dudaban de esta incursión del director de Taxi Driver y Godfellas en el cine familiar y fantástico, pero resulta que Hugo no es una superproducción para niños, y en ella hay mucho más de Scorsese de lo que nos podíamos imaginar en un primer momento. Porque Hugo es una hermosa y emocionante declaración de amor al cine; de hecho, se podría decir que es una historia de amor al cine disfrazada de historia infantil.

Hugo Scorsese

Hugo Cabret es un niño huérfano que vive escondido en una estación y se ocupa de arreglar relojes. Se verá envuelto en una misteriosa aventura cuando intente reparar un robot estropeado. Un día conoce a una chica que tiene la llave que podría resolver el misterio del autómata...

Resulta extraño ver a Scorsese al frente de un film con estas características. Sin embargo, la película se  divide claramente en dos partes: una de ellas es simplemente una historia aceptable de género familiar, en la que vemos a dos niños (unos correctos Asa Butterfield de mirada hipnotizante y Chloe Moretz) y luego está lo que hace verdaderamente grande a la película, la historia de George Méliés.

La invencion de hugo

Porque honestamente, esta obra de Scorsese funciona mucho mejor como homenaje que como película. Es esa la única parte que emociona, ver el tributo a un maestro de parte de uno de los mejores discípulos que se puedan tener. Con elegancia y respeto, Scorsese realiza una segunda parte que poco tiene que envidiar a las obras maestras de Martin. Sin embargo, la parte del misterioso robot flojea mucho y está llena de casualidades demasiado forzadas. Tampoco ayudan sus protagonistas, que aunque no trabajan mal, no captan la simpatía o el cariño del público.

cine hugo

En cuanto a los actores secundarios, parece que están desaprovechados, en especial Christopher Lee (en VE tiene la voz de Dumbledore), que aparentaba ser un personaje interesante y no vemos casi nada de él. Los demás –Sacha Baron Cohen, Jude Law, Helen McCrory- cumplen aunque tampoco destacan, a excepción de Ben Kingsley, que ya era hora de que consiguiera un papel decente (los dos últimos fueron Shutter Island y El caso Slevin).

ben kingsley melies

En lo referente a los aspectos técnicos, es de destacar la colosal dirección artística que nos mete de lleno en el Paris de principios de siglo, aunque veamos casi exclusivamente una estación de tren. A ello ayudan bastante el vestuario, una fotografía que roza la perfección y que va acompañada de unos brillantes efectos especiales. Sin olvidarnos, claro está, de un excelente montaje al cargo de una de las colaboradoras habituales de Scorsese: Thelma Schoonmaker; que sabe encajar con gran elegancia el misterio, la magia, los sueños de Hugo, las imágenes oníricas, las referencias cinéfilas y los flashbacks. Howard Shore es el encargado de llevar la fantasía a nuestros oídos y hacer un exquisito acompañamiento con una banda sonora excepcional.

la invencion de hugo

Esto es la historia de Hugo Cabret, pero por encima de todo, el recuerdo de un cineasta revolucionario en su época, precursor del cine fantástico y los efectos especiales. El hombre que nos mostró como un cohete impactaba sobre el ojo de una cara no oculta –y humana- de la Luna: George Méliés. Una historia que vista con nuestros ojos parece estúpida y los efectos nos dejan una sonrisa entrañable, pero que nos demuestra que las cosas tampoco han cambiado tanto, pues el poder de fascinación que albergaban las películas de Méliés hace más de 100 años es el mismo que tienen las películas fantásticas de hoy; si bien, parece que actualmente no lo apreciamos tanto.  

Nota: 7+

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