Los descendientes: Mucho ruido y pocas nueces

Ahora le toca el turno a la única película que le hacía sombra a la favoritísima película muda. Claro que ha pasado un mes desde que ganó el Globo de oro y desde entonces sus posibilidades para los Oscar se han debilitado.
Matt King (Clooney), casado y padre de dos niñas, se ve obligado a replantearse la vida cuando su mujer sufre un terrible accidente que la deja en coma. Intenta torpemente recomponer la relación con sus problemáticas hijas -la precoz Scottie, de 10 años (Amara Miller), y la rebelde Alexandra, de 17 (Shailene Woodley)- al tiempo que se enfrenta a la difícil decisión de vender las propiedades de la familia. Herederos de la realeza hawaiana y los misioneros, los King poseen en Hawai tierras vírgenes de un valor incalculable.

Los Descendientes resulta ser una pieza que narra a la perfección un drama familiar. Y claro, la culpa de ello la tiene su director Alexander Payne (Entre Copas; A propósito de Schmidt), que consigue una película sobre las relaciones humanas y el perdón, visto desde una perspectiva realista, al menos en algunas cosas. Porque en lo que se refiere a la actitud del padre y las niñas no resulta muy convincente ¿Alguno de vosotros tiene a su madre en coma a punto de morir, y se va con su padre de excursión y a tomar el sol?


El gran acierto de Payne es conseguir que la historia no se convierta en un producto lacrimógeno, sumado a la construcción de un personaje a la que únicamente vemos postrada en una cama durante todo el metraje.  Además, Payne combina muy bien el drama con las dosis de humor. Por el contrario, el desarrollo de la trama es bastante previsible y el ritmo algo pausado.

George Clooney interpreta uno de los mejores papeles de su carrera haciendo algo a lo que no nos tiene acostumbrados. Y es que su personaje no tiene carisma, pero es precisamente por eso por lo que capta el interés del espectador, aunque tampoco demasiado.  


También vemos un exquisito trabajo de Shailene Woodley, que parece que va a dar que hablar desde ya. Su actuación, lejos de ser la típica adolescente rebelde, resulta refrescante y la joven demuestra que puede transmitir descaro y tragedia personal a partes iguales (la escena de la piscina es fascinante).Y merece la pena ser mencionada Judy Greer, con un papel pequeño pero importante.


En cambio, tenemos a Nick Krause, cuyo personaje prácticamente está para hacer o decir estupideces, y cuya presencia resulta bastante artificial.

Sinceramente, no me parece que sea la mejor película del año. La calidad es indiscutible pero ni Clooney merece ser premiado, ni Los descendientes es mejor que algunas de las películas nominadas al Oscar –o no nominadas- este año. Creo que la crítica se ha pasado en sus alabanzas, porque tampoco pasa de ser una película tirando a normalita.


Nota:6,5

NOMINACIONES

Mejor película

Mejor dirección

Mejor guión adaptado

Mejor actor principal 

Mejor montaje