#FE9E20

sábado, 31 de diciembre de 2011

Un Dios Salvaje: crítica al ser humano



Después de El Escritor, Polanski vuelve con una amena y sencilla sátira sobre el ser humano, con un buen guión basado en la obra teatral de Yasmina Reza y un reparto estelar en estado de gracia, Carnage se postula como una de las mejores comedias negras de los últimos años.

Cuatro personajes estereotipados: un ejecutivo que no deja su móvil ni para ducharse, una  escritora activista, un empresario con un trabajo aburrido pero fructífero y una pija insatisfecha. Todos encerrados entre cuatro paredes teniendo una charla sobre un violento altercado que han tenido sus hijos.

Al principio todo es cortesía y buenos modales, pero según avanza el metraje, el comportamiento de los padres va degenerando en una oleada de idiotez y cinismo.


Y he ahí la crítica al ser humano, algo que hemos visto en otras muchas películas en las que sus personajes están aislados y acaban mostrándose tal y como son. Desde El método hasta Cube, The Hole, Exam, El señor de las moscas o El ángel exterminador ¿Pero que tiene de llamativo o diferente Carnage dentro de esta especie de subgénero? Pues el punto de vista cómico, porque aunque veamos el drama, las situaciones son divertidas.


Y el mérito de eso lo tienen los actores. Christoph Waltz puede ser el que más simpatía despierta en el público, porque vale que sea un cínico –realmente divertido- y tenga una posición acomodada, pero no miente sobre ello. Es algo demasiado habitual el juzgar a las personas desde esa posición, y de eso va la película, de cómo detrás de lo políticamente correcto hay algo más, algo sucio, que cuando queda al descubierto lo tratamos de tapar con ese cinismo tan presente en el film, nunca con humildad y honestidad. Por eso, por ser una crítica a nosotros mismos, divertida por fuera pero ácida y mordaz por dentro, resulta tan desalentadora en algunos momentos.


No podemos olvidarnos de los demás personajes, porque aquí todos tienen su importancia y complementan a su pareja. Porque gracias a una histérica Kate Winslet podemos vislumbrar el fracaso de Waltz. Y la otra pareja, un John C. Reilly que trata de evitar el conflicto con los padres del otro niño, quizá para no mostrar lo que piensa de su liberal (o progre) esposa, esa magnífica Jodie Foster que le sigue a la zaga a Waltz.

Una ligera comedia negra con buenos momentos cargados de verdadera hilaridad. Bastante recomendable, aunque siendo honesta, si está película no llevara el nombre de un director de la talla de Roman Polanski, pasaría bastante desapercibida.

Nota: 7+

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