Ya le toca el turno a una cinta que bien podría
haber sido olvidada por los académicos de Hollywood, teniendo en cuenta el
tiempo que ha pasado desde su estreno y el aluvión de importantes películas de
los últimos dos meses, pero que afortunadamente tiene el honor de competir en tres de las categorías más importantes. Es el turno de Midnight in Paris.
Al fin Woody Allen ha hecho que crítica y público se pongan de acuerdo, convirtiéndose en la más ta quillera de toda su filmografía. Yo misma no
soy seguidora del cineasta neoyorkino y varias de sus películas las he acabado
quitando porque me resultaban aburridas. Sin embargo, yo también me rindo esta
vez ante Allen y el encanto surrealista de Midnight in Paris.
Un escritor norteamericano algo bohemio (Owen
Wilson) llega con su prometida Inez (Rachel McAdams) y los padres de ésta a
París. Mientras vaga por las calles soñando con los felices años 20, cae bajo
una especie de hechizo que hace que, a medianoche, en algún lugar del barrio
Latino, se vea transportado a otro universo donde va a conocer a personajes que
jamás imaginaría iba a conocer...
La película resulta un gran homenaje a la ciudad
de París, que no se queda en una mera postal sobre la ciudad francesa. Una
mirada al pasado desde un interesante punto de vista cultural y con un buen mensaje.
Uno de los puntos fuertes resulta el desfile de personajes
históricos, algunos de ellos memorables, y que nos dejan un buen puñado de frases
y escenas para el recuerdo. En especial las hilarantes intervenciones de Hemingway
(Corey Stoll) y un Dalí (Adrien Brody) obsesionado con los rinocerontes. Las
divertidas referencias como homenaje a todos los que disfrutamos del arte en
cualquiera de sus manifestaciones son toda una delicia.
Owen Wilson nunca ha sido un actor que me llamase
la atención, pero su papel de buenazo conquista al espectador. A veces su
personaje resulta patético, y sus caras de sorpresa y entusiasmo ante las sucesivas
apariciones de los genios de los años 20 son geniales.
Sin embargo, veo un defecto en la relación del
escritor con su prometida. Y es que tampoco se profundiza mucho en ella y se
recurre al fácil recurso de SPOILER una infidelidad, para ponerle fácil al
protagonista la ruptura del compromiso FIN SPOILER.
Aunque no es una obra maestra, resulta ser una
película sencilla y amena, dirigida e interpretada con gran acierto y con un guión original e
inteligente, que aprovecha los diversos cameos repartidos a lo largo del
metraje; si bien peca de querer mostrar demasiados con la única intención de
sorprender al protagonista (el ejemplo más claro es el de T.S. Elliot).
Ojalá gane el Oscar al menos en la categoría de
mejor guión original. Si no, siempre nos queda pensar que cualquier tiempo
pasado siempre fue mejor… Pero recordad: no hay que anclarse en la nostalgia de
otros tiempos mejores. Un romántico mensaje que Woody Allen ha transmitido con
maestría.
Nota: 7+ (aunque presiento que su nota irá
creciendo en futuros revisionados)
NOMINACIONES
Mejor película
Mejor director
Mejor guión original
Mejor dirección artística
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