#FE9E20

martes, 31 de enero de 2012

La Dama de Hierro: la santificación de Thatcher y Streep



Meryl Streep ha conseguido su enésima nominación a los premios de la Academia gracias a su interpretación en este biopic de la ex-primera ministra británica, Margaret Thatcher, dirigido por Phyllida Lloyd (Mamma mia!).
A veces las comparaciones son inevitables. Hace poco más de un año se estrenaba en España una película que nos contaba la historia real de un monarca inglés. Esta vez, la historia que nos cuentan es la de una controvertida política.

Sin embargo, La Dama de hierro dista mucho de la calidad de El discurso del Rey. El principal problema es que la directora Phyllida Lloyd quiere abarcar toda la vida de Margaret Thatcher. Craso error. Así, vemos brevemente una infancia que le perseguirá de por vida y la ascensión de su carrera en unos 15 minutos, o acontecimientos tan importantes como la huelga de los mineros y los sindicatos,  la Guerra de las Malvinas y la dimisión de la primera ministra transcurren en unos escasos 20 minutos; con lo cual, vemos lo querida que es tras la victoria inglesa en la Guerra de las Malvinas, pero 5 minutos después vemos el fin de su carrera política (aunque transcurren ocho años entre ambos sucesos).



Ese afán por querer narrar toda su vida en poco más de hora y media va a ser la gran carga del film. Al contrario que en El discurso del Rey, que se centra en una etapa concreta y un problema del protagonista, en La Dama de hierro se quiere abarcar demasiado, y teniendo en cuenta los diversos temas que se podrían tratar, resulta un desperdicio.

Y el otro gran lastre de la cinta va a ser la forma de narrarla. A Lloyd no se le ocurre otra cosa que recurrir muy torpemente a flashbacks. Así, vemos a una anciana con demencia recordar toda su vida y hablar con su difunto marido -un desaprovechado Jim Broadbent- en un montón de repetitivas escenas. Y es que, si al menos fuera un ejercicio de autocrítica, tendría sentido… Además, si el objetivo de la directora era dar fluidez con esta estructura, no lo consigue, pues a ratos resulta verdaderamente tediosa.



El tercer problema al que se enfrenta es el toque feminista que hay en las secuencias que incumben la vida política de la protagonista. Parece que todo el que se enfrenta o critica a la Thatcher lo hace porque es una mujer. Una cosa es humanizar al personaje para que podamos llegar a empatizar con él -cosa que consigue en el tema de la soledad, pero no en el de la demencia- y otra muy distinta es santificarle y no mostrar todas las facetas, a excepción de una escena (esa en la que humilla a su "mano derecha"). Cierto es, que no es lo mismo empatizar con un monarca tartamudo obligado a reinar y a afrontar una dura prueba de superación personal, que con una política conservadora cuya tenacidad se convierte en soberbia…



Pero dejando de lado todo lo malo del film, vamos a lo bueno, que como ya supondréis, tiene nombre y apellido: Meryl Streep. No cabe duda de que es una de las mejores actrices de la historia, y aquí lo vuelve a demostrar con una monumental interpretación. Mejor dicho, no interpreta, se convierte en la dama de hierro, y no solo en su madurez, moviéndose y comportándose como la vieja Margaret está magnífica. Es una pena que tenga que llevarse su tercer Oscar por una película condenada al olvido y que no aporta nada.

En fin, una película floja y torpemente dirigida, con el único atractivo de ver una vez más a Meryl Streep dando todo un recital.

Nota: 4-


NOMINACIONES
Mejor actriz principal
Mejor maquillaje 

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