Érase una
vez un señor muy malo que dirigió una película sobre un tímido muchacho marveliano
que acababa transformándose en un taquillero superhéroe. El hombre araña
repitió dos veces, con resultados mediocres e incluso devastadores –la tercera- para
los fans del mítico héroe. Diez años después, un señor algo más bueno volvió a
dar vida al Trepamuros ¿Pero cómo sigue el cuento?
Pues
resulta que la oscuridad invadió la historia, pero solo en parte, restándole
algo de atractivo al resultado final. También hubo un mayor dramatismo, superando con creces al primer e infantil hombre araña. La historia
está mejor construida y más trabajada, y los que no han leído el tebeo
descubrirán la interesante trama que
involucra a los padres de Peter.
Pero
entonces tenemos un déjà vu y volvemos a ver como nuestro querido protagonista
pierde a alguien muy preciado en un acontecimiento que marcará su vida para
siempre. ¡Pobre Spidey! ¿Es que no pudo ver la película de Raimi para aprender
de los errores? Afortunadamente, el bueno de Webb –el árbitro no, el cineasta- si
vio su antecedente y supo sacarle mayor partido a la muerte de quien vosotros sabéis (no, no es Voldemort) dando más emoción y realismo a la secuencia.
Nuestro
nuevo héroe se llama Andrew Garfield, un prometedor chico al que vimos hace tiempo en La red
social. Parece que con los años, Spider-man ha madurado y se ha transformado en un
cabezón con más carisma y que transmite más ternura y sensibilidad que Tobey Maguire; si bien este Spider-man da una muestra de crueldad atípica en el "amigo y vecino" más famoso de Nueva York, dejando atrás su moralidad, ingenuidad y capacidad para perdonar.
Y como toda
obra se reduce a un tipo de narración, y el elemento más indispensable es la
chica, apareció una nueva novia no-pelirroja, Gwen Stacy. Evidentemente, no me
voy a inmiscuir en eso de quien es el verdadero amor de Peter, prefiero dejar
que los fans se batan en un duelo a muerte. Pero Emma Stone llega a superar a MJ y tiene mucha más química con Garfield de la que tuvo en su día Dunst con Maguire.
Entonces
llegamos a una conclusión que básicamente ya habíamos sacado cuando se confirmó el casting, el reparto le da varias
vueltas al original. Además, y ya sin comparar, los efectos especiales son
magníficos, aunque no me parece que el 3D esté justificado. La BSO es una delicia y hace un acompañamiento perfecto.
Pero como
esto no es un cuento, no todo es tan bonito: la película entera resulta
repetitiva y tenemos la sensación constante de haberlo visto todo antes (cosa más
normal en un remake que en un reboot). La historia tarda en arrancar y el guión
recurre a demasiadas coincidencias para que la trama fluya, como la casualidad
de que Gwen sea el nexo de unión entre el policía, el científico y Peter Parker.
No
obstante, aunque no sea la mejor película de superhéroes de 2012, no sólo está lejos
de Los Vengadores y –a no ser que haya una hecatombe- lo estará de la última entrega del Batman de
Nolan, merece la pena verla porque es uno de los blockbusters del año y la
nueva telaraña hilada por Marc Webb supera con creces a la de Sam Raimi, pero sin arriesgar y sin dejar el recuerdo que sí dejó su antecedente: porque aquí no hay escenas inolvidables como la del beso, ni frases tan míticas como "Un gran poder conlleva una gran responsabilidad".
Nota: 7
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